jueves, 27 de diciembre de 2007

Alberto Valverde

La vida de Alberto era despreocupada como la de cualquiera, al menos a su edad. Escuela, amigos, fiestas y alguna que otra cosa poco relevante. En realidad, la mayor parte del tiempo era precisamente Facebook. Buscar cualquier oportunidad para revisar perfil a perfil de amigos de sus amigos, agregar personas nuevas o utilizar sus más de treinta aplicaciones. Alberto era terriblemente adicto.

Compró un celular con cámara por el puro placer de subir las fotos y crear nuevas galerías. Obviamente, persiguiendo cada vez con mayor deseo eventos importantes, tomándose fotos con “famosos” para sorprender a sus facebook-amigos. Una insaciable necesidad de viajar a lugares extraños, aparecer divertido, feliz, emocionado. En pocas palabras, comenzó a transmutar en turista asiático: lo primero son las fotos, ya el momento se vivirá después, en el monitor.

Innovó en todo, hasta en las formas de ligar, “¿Qué onda María, no crees que ya es tiempo para que nos pongamos It’s complicated?” Al principio, despertando risas; después sólo miradas inciertas y desconfiadas.

Pero, como siempre sucede, lo que un día empezó, otro se agotó. Alberto no pudo recordar a una sola persona más para agregar. Estaban sus amigos de la secundaria, primaria, preprimaria, kinder, guardería, campamento del verano de ’87, primos cercanos y lejanos, tíos, el señor de la tiendita y el perro de la cuadra. Imposible un nuevo conocido.

Y entonces, se sintió inundado de aquél profundo sentimiento que pronto llega al cuerpo para consumirlo todo: la ociosidad; ese sentimiento que se acompaña de los más exuberantes impulsos creativos. Y como no podía ser de otra manera, agregó en el cajón de búsqueda dos palabras hábilmente mecanografiadas. Alberto Valverde.

El nombre, resultó, en efecto, poco común. Produjo tan solo tres resultados. En primer lugar, apareció su propio perfil. El segundo fue de un sujeto de no sé qué lugar en Perú. El tercero, sin embargo, de un sujeto parecido a él, retratado de lado.

Alberto decidió explorar. Le dieron risa todas las coincidencias, misma ciudad, mismo cumpleaños, misma escuela, mismos amigos. Entró a la galería de fotos y reconoció a Rubén en la fiesta de Maria. Alberto se reconoció también, un poquito más lejos, tomado de lado. En la siguiente foto, también se reconoció, tomado de frente. Y más adelante, una tras otra, en todas las fotos, estaba él. Un perfil idéntico al suyo, todos los eventos, todos los mensajes. Idéntico en todo, menos en las fotos. Tomadas en los mismos lugares, con las mismas personas, pero desde distintos lugares.

lunes, 10 de diciembre de 2007

Palabrotas y el Vaso con Agua

En un hecho sin precedentes, palabrotas se ahogó en un vaso con agua. Los paramédicos que arribaron a auxiliarlo dicen que, por las marcas de la mesa donde se encontraba el referido vaso, luchó hasta el final para conservar la vida.

En esta ocasión, las investigaciones ni siquiera iniciaron. Ya era bien sabido que se trataba de un personaje pasajero y no le importaba a nadie. De cualquier manera, se optó por hacer una festividad apagada y aburrida. No se desea que la breve aparición en el ciberespacio de algo tan funesto, carente de personalidad propia y poca consistencia, sea recordado como un martir.

Si alguien se lo pregunta, no tuvo últimas palabras; sin embargo, dejó una pequeña nota en una servilleta donde constaba el vocablo “pío” –escrito con tinta negra y claramente legible–.

Poco ocurrente y nada original. Un personaje patético.

R.I.P.

jueves, 29 de noviembre de 2007

Descubren Asesinado

Cajita Lugubre, La Red. La madrugada del día de hoy fue encontrada en el piso la silueta de un hombre de aproximadamente algunos años de edad con lo que aparenta ser gis blanco.

El sujeto, quién respondía en vida al nombre de juanito –y que ahora ya no responde– fue brutalmente asesinado por una persona hasta el momento desconocida pero que, sin duda, está desequilibrada.

No se cuenta con información clara del móvil del crimen, aún cuando los peritos tienen ya una gran cantidad de hipótesis descabelladas que abren nuevas pistas en la investigación. Uno de ellos reflexiona que pudo tratarse de un suicidio mediante combustión interna –fenómeno poco común, pero narrado en libros tipo comic–. En cuyo caso, explica, la persona desequilibrada sería el sujeto fallecido. Otro de los peritos resalta la situación internacional y los precios del petróleo, asuntos indudablemente irrelevantes. De cualquier manera, el interés se centra en los Juegos Olímpicos de Beijín 2008, pues no han sido suficientemente publicitados en la televisión.

Se conoce que uno de los principales sospechosos es el creador del distinguido personaje; sin embargo, la investigación carece de sustento debido a que parece estar protegido por una extraña fuerza que censura toda acusación en su contra es inocente.

Hasta no encontrar nuevas claves que lleven a resolver este terrible asesinato, los personajes temen por sus vidas y declaran abiertamente su temor. Inclusive, un personaje pasajero llamado palabrotas, expresó su inconformidad: “esto es una vil [palabrota]. ¡bola de [palabrota]!”

El Nacimiento de Palabrotas

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s:
as:
brotas:
rotas:
palabrotas: ¿qué chingados?

miércoles, 28 de noviembre de 2007

La Muerte de Juanito

Para mi querido Jerr: un final incierto.

juanito: ¿quién anda ahí?
juanito: ¿hola?
juanito: ¡aaaah! ¡no! ¡no!
juanito: aaaahagñgakfajdafmewtafkma

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sábado, 24 de noviembre de 2007

Decidió adelantar

Roberto Ramírez era una persona común hasta ese día rumbo al trabajo. A las 7 de la mañana, sale de su casa, toma la ruta acostumbrada. Cruza Insurgentes y llega a Revolución para dar vuelta a la derecha rumbo el centro de la ciudad. Sin haber avanzado demasiadas cuadras, ve el Vips que ve todos los días en la esquina de no sé que calle. Se detiene en el estacionamiento, baja del coche y pide una mesa.

De forma insólita, Roberto Ramírez decide adelantar una labor intrascendental hasta ese día. En punto de las tres de la tarde, cerraba la laptop, avisaba a la secretaria y caminaba hasta otro Vips, en la calle de Durango en la Colonia Roma. Ahí pedía menú, agua del día y consomé de pollo.

Se sienta, una señorita le da los buenos días y le sugiriere algunos platillos para el desayuno. Roberto Ramírez pide menú. La señorita le dice que sólo se sirven a partir de la una. Roberto Ramírez descubre que se encuentra en un Vips, a las 7:30 de la mañana, y llegará tarde al trabajo.

Roberto Ramírez guarda silencio durante un minuto. Se pone de pie, sale del restaurante y camina tres cuadras. Entra en un edificio de oficinas, sube al cuarto piso, saluda a la secretaria, ingresa a la oficina. Abre la laptop del Ing. López Vicencio. Comienza a adelantar el trabajo que tendría que hacer esa tarde.

El Ing. López Vicencio no salió de su casa. Decidió adelantar la comida y se encuentra sentado a la mesa esperando la llegada de su esposa. No se da cuenta que llegará tarde al trabajo y contempla una ardilla que se come a los malvones de la ventana.

La Sra. de López está parada a unos pasos de la puerta de la escuela. Decidió adelantar pasar a recoger a sus hijos. Otras señoras están con ella, pero no se arma ningún bullicio. Todas miran fijamente la puerta de la entrada en espera de su apertura.

Dentro de la escuela, la maestra Clotilde decidió adelantar la hora del recreo. Está parada afuera del salón fumando cigarros, lleva cinco. Los niños no salieron a jugar, decidieron adelantar el dictado y escuchan fijamente el rumor del viento.

martes, 20 de noviembre de 2007

El Mundo Complicado

Érase una vez, en un una llanura en la lejanía de África nororiental, un pequeño hueco en la tierra donde habitaba una pequeña colonia de hormigas. La vida de las hormigas era terrible, pues siempre se preocupaban por un mal que las acechaba todo el tiempo.

Cerca de su pequeño hormiguero, vivía una espantosa araña. Cada día, sin ninguna señal de alarma, atacaba las filas de hormigas trabajadoras para comerlas una a una. Nunca sabían si regresarían con vida a casa. En todo momento, descubrían la fragilidad de su existencia, aprovechando cada instante que fuera posible.

De vez en cuando, alguna hormiga valiente decidía que pondría fin a tan terrible mal y se preparaba para enfrentar a la araña. Cargaban con las mejores armas o grandes armaduras. Se hablaba de hazañas increíbles. Contaban de una hormiga tan valiente que, aún partida en dos por las tenazas de la araña, siguió sacudiendo la espada en el aire hasta desangrarse. Recordaban a otra que decidió empaparse en el veneno más terrible para sacrificarse a las fauces del animal, sin embargo, falleció espontáneamente mientras se rociaba con DDT.

Cada cuando, una nueva ocurrencia sonaba en la comunidad. “¡15 hormigas soldado la venceremos!” “Usaré una poderosa máquina que escupa bolas de fuego.” “Será un maleficio terrible, 15 patas de ciempiés, 1 aguijón de abeja y cuatro alas de libélula.” Las hormigas se unían y vitoreaban ocurrencia tras ocurrencia.

Como siempre sucede, un día, tuvieron éxito. Bueno, no precisamente mataron a la araña, pero sí acabaron con el problema. Sir Jorge II del Valle de los Escamoles inventó un método con el cuál era posible cultivar hongos dentro del hormiguero. Salir dejó de tener importancia cuando las reservas de hongos fueron suficientes. El agujero se fue tapando por el aire hasta volverse imperceptible.

Con el tiempo, las grandes hazañas comenzaron a crecer y las valientes hormigas adquirieron cualidades sobrenaturales. De pronto, las historias fueron tan grandes, tan fantásticas, que ya nadie las creyó; se dejaron de contar y se olvidaron todas. Y con ellas, se olvidó la araña.

Ya sin preocupaciones, decidieron arreglar el hormiguero. Crecieron los pasadizos y los conectaron a una multitud de cámaras que poco a poco fueron habitando. La Reina obtuvo una cámara más grande y pronto comenzaron a tallar figuras en sus paredes. Cuando el resto de las hormigas vieron el resultado, decidieron hacer lo mismo con sus cámaras. Todo el hormiguero se transformó en un mundo para hormigas. Nada demasiado grande, nada demasiado chico. Los sembradíos de hongos perfectamente alineados, las ocasionales raíces de una planta de la superficie manipuladas perfectamente para embellecer el paisaje y las cámaras de cada hormiga con puertas de tamaños excelentes.

De pronto, así como se olvidaron de la araña, se olvidaron de su propia fragilidad. Sintieron que todo lo podían y vivieron un mundo de hormigas para hormigas. Y así, también de pronto, comenzaron a desconfiar unas de otras. Dejaron de salir de sus cámaras. Reforzaron sus puertas y permanecieron escondidas mucho tiempo.

Al principio, inventaron rituales para conocer a otras hormigas. Símbolos, señales, procedimientos. Todo para no caer con alguna hormiga malvada. Largas entrevistas, palabras no dichas, investigaciones profundas, códigos secretos. No bastó.

Las conversaciones avanzaron por su inevitable camino. “Le gustó mucho mi cámara”, dijo una a otra, “ha de querer quedársela”. “Quiso invitarme desde el primer momento, es un patán”, se escuchaba en la plática de tres hormigas. Y más cerca que lejos, otra hormiga se dijo a si misma, “Se reían a carcajadas, seguro era de mí”.

No pudo pasar mucho tiempo antes de que se quedaran solas. Unas hormigas abusaron los rituales. Usaron los mismos códigos y las mismas palabras con distintos significados. Las otras desconfiaron más. “Mejor arreglar los relieves de mi cámara que salir de aquí”.

Olvidaron a la araña, olvidaron la fragilidad de su existencia, dejaron de preocuparse y se olvidaron de si mismas. Una a una, las cámaras se fueron convirtiendo en bóvedas mortuorias. Una a una, desaparecieron todas las hormigas. Una a una, la colonia se acabó.

lunes, 12 de noviembre de 2007

Camino

Miro sobre mi hombro.

Paso a paso,
Cada vez más largo,
En el horizonte, huellas.
Descansan sobre excremento
O en rojas alfombras
aguardan
Comen mis pies.

Levanto la vista,
Frunzo las cejas,
Cierro los ojos poco,
Veo la oscuridad de la luz.

Un paso, otro paso.
Dos pasos, tres pasos.

¿Un precipicio?
¿El camino dorado?
Sólo al mirar atrás,
Después
.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Cinco pasos para corregir un discurso

Como un gran número de personas ha llegado aquí buscando "Pasos para escribir un discurso", decidí escribirlos con seriedad en otro blog: http://politicapractica.blogspot.com.

Cinco pasos para corregir un discurso bien hecho y demostrar que se es un total inepto:

  1. Descubra que existen múltiples palabras intencionalmente repetidas para dar énfasis a las ideas. Elimine cada una con un sinónimo extraño y desconocido; si consigue además que el resultado sea cacofónico, ganará más puntos.

  1. Sugiera que se incluyan frases irrelevantes y justifique que son de “importancia Nacional”, por lo que no pueden quedarse afuera.

  1. Agregue una gran cantidad de cifras inconexas para estimular los ronquidos de los presentes.

  1. Remarque la ineludible necesidad de resaltar los defectos más notables de la audiencia.

  1. Concluya todo lo anterior en no menos de 24 horas para discursos de tres páginas o menos (obviamente, evite realizar cualquier otra actividad durante ese periodo).

viernes, 26 de octubre de 2007

La paradoja del paraíso y el engaño de Dios.

Un refrito de una poco inspiradora clase de Ideas I...

Considere que usted vive en un mundo donde el tiempo que usted vive es infinito o tiende a infinito; usted no puede morir de ninguna manera.

Considere entonces que una persona mal intencionada le indica que lo único que se le prohíbe en ese mundo es comer una manzana.

Ahora, imagine que la curiosidad para probar esa manzana es muy muy pequeñita, casi insignificante, pero aumenta con el paso del tiempo.

No queda sino hacer una multiplicación sencilla:

P(probar la manzana) = curiosidad x tiempo

La mujer no tuvo la culpa, todos fuimos engañados.

jueves, 18 de octubre de 2007

Respuestas al Post Anterior

A continuación hago de conocimiento público algunos de los mensajes que seguramente hubiera recibido respecto al post anterior. Aclaro que solamente es una pequeña muestra y no retrata el número total de mensajes.

Mensaje Primero:
¡Hola! Espero estés muy bien. Estoy de acuerdo con lo que escribiste en tu blog y creo que vamos a ser super felices. A mi me gustan las catarinas rojas con puntitos negros y blancos; se les ve mucho con el primer rocío de la mañana. También me gustan los petirrojos, los árboles llorones y la luna cuando está llena.
¡Ya no puedo esperar a que vengas a visitarme! Caminaremos juntos, tomados de las manos, admirando el río y las casas de la avenida Yungay.
Visítame pronto, querido mío,
Elionor

Mensaje Segundo:
Aceptaría, pero no puedo decirte quién soy.
¡Oh mon amour!
XoX

Mensaje Tercero:
¡Hey nene! ¿Qué dices? Yo creo que si andas así como andas, pues dejarás fácilmente pasar uno de los requisitos. Mira, no te me pongas testarudo que verás que una vez que la pasemos juntos van a cambiarte las cosas. Que te lo digo yo, nene, siempre hay una vez para cambiar. En fin, si te decides, ya tienes mi correito.
Un besito cachondo,
Jaimito

Mensaje Cuarto:
Osea, ¡pobre loooooser! ¿Realmente piensas que alguien te va a contestar? Osea, estás en el hoyo. Píntate una lupa gigante y cuando salga el sol, achichárrate como hormiga; igual y ya cocido sirves para alimentar a un niño pobre. Digo, osea, pobre pobre.

martes, 9 de octubre de 2007

Se busca novia.

Requisitos:

  1. Género femenino (inexcusable).
  2. Sepa volar a cuando menos dos metros del suelo.
  3. Guste reír de chistes simples y poco elaborados.
  4. Aprecie los momentos incómodos.
  5. Sea capaz de responder a una convocatoria vía Internet.

Las características del puesto y demás, serán detallados en un curso de inducción al puesto a cargo de la aspirante.

domingo, 30 de septiembre de 2007

Simplemente

Un personaje se encuentra sentado frente a su autor. Sin vacilar, se prepara para hacer la más grande de sus preguntas cuando es interrumpido. “¿Por qué existo?”, cuestiona el autor con una voz cortada que revela su profunda honestidad.

El personaje descubre con horror la mayor debilidad de su creador. La pregunta es, simplemente, incontestable.

lunes, 24 de septiembre de 2007

Nosotros...

Lo hablamos durante un rato, no sé qué tanto. No sabía que iba a llevar las cosas a ese límite. Me dijo que estaba aburrido, que quería vivir nuevas aventuras, que su vida se había vuelto espantosamente monótona. Habíamos estado juntos durante tres años, quizá un poco menos. ¡No importa! Aún así decidió dejarme. Creo que él no se había dado cuenta de lo dependiente que me volví. Todo quedó a su merced: mis amigos, mi vida social, mi vida…

A eso de las siete de la mañana me levanté el sábado. Lo coloqué sobre la tasa del escusado y me entretuve en lo mío por un tiempo; ni muy corto ni muy largo. El sueño no me permitía recordar nuestra plática, por lo que no tomé ninguna precaución. De cualquier manera, probablemente nunca me lo hubiera imaginado. No de esa forma. Me paré, jalé la palanca y me incliné para recogerlo.

Brincó. Así como si nada, sin ningún aviso, brincó. Repentinamente, en dos rebotes, ya estaba sumergido en el centro del agujero. Por un segundo me contuve a detenerlo con las manos, por un segundo se fue y desapareció en una aventura.

Mi celular decidió iniciar un viaje por las cañerías en busca de libertad. Quizá fue lo mejor. Ahora, cada que pienso en él, descubro la ineludible responsabilidad de guardar un respaldo de los números de teléfono en otro sitio.

Epílogo: Las aventuras en los citados lugares no son mi tema narrativo predilecto; sin embargo, dado lo anecdótico de la historia, basada en la ficción (como quiero que crea el lector), debí retomar.

lunes, 17 de septiembre de 2007

Lemmings

Gustav está aburrido. Lleva observando el recorrido del sol desde el marco superior de la ventana hasta los rayos naranjas detrás de la montaña. No encuentra consuelo alguno. Su mente está oscurecida con un pensamiento necio: qué hacer. Útil sólo para hundirse más en ese terrible y detestable aburrimiento.

Como nunca ocurre en esos casos, la necedad da frutos. De pronto, aparece una idea más necia, más repugnante que todas las demás. Una fabricación de larga duración, sin comerciales.

Sale inmediatamente. Corre, está desesperado por comenzar. Entra a un bar, casi jadeante, se sienta y pide una cerveza. El ritmo comienza a detenerse, ahoga su respiración para recobrar un palpitar cómodo. Seca el sudor de sus sienes con una servilleta. Espera diez minutos.

“Señorita, no puedo permitir que una mujer tan cautivadora como usted pase desapercibida; le invito una copa mientras me platica todo sobre usted”. Está pasmada, llena de preguntas y terriblemente hipnotizada por la frase. Acepta la bebida y decide investigar. La conversación es una mezcla de halagos y curiosidades que la van hechizando a pasos cortos.

De pronto, se encuentra caminando con él sobre el boulevard. La noche se describe en luces rojas y naranjas, dos sombras pasean sobre la banqueta. Ella siente que ha encontrado algo, no lo dejará escapar. Toma su mano con fuerza y lo guía hasta la puerta de su departamento. “Veamos las estrellas,” le dice Gustav con una voz grave y seductora. Llegan al techo del edificio, levantan la mirada.

La empuja una, otra y otra vez. Las primeras planas se convierten en gritos de voceador insinuando una oleada de suicidios. Todas ellas mujeres desesperadas. “Es un acontecimiento sin precedentes” comenta un hombre en la televisión.

La mascarada dura sólo unas semanas, Gustav vuelve a observar el sol. “Quizá tuvo que ver con el eclipse de luna,” sugiere un experto en el noticiario. “Esos fenómenos pueden ocasionar cambios hormonales y detonar esas conductas.”

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Un sujeto llamado Joey

Puedo imaginarme perfectamente al sujeto sentado en su trono, moviendo la cabeza de lado a lado mientras sigue el jadeante ritmo de la música tropical. Su silbido se escucha desde la puerta, poco entonado y no muy acorde con la melodía. No deja de sorprender, claro, que los esporádicos ruidos del agua formando remolinos lo dejan inalterado. Ni siquiera toma en cuenta el entrar y salir de los agraciados visitantes. Algunas veces, si uno escucha con la atención debida, puede escuchar un murmuro intento de canción.


Puedo imaginarme perfectamente la feliz cara del sujeto, bien acomodado en el asiento, apretando fuerte las piernas en los momentos de mayor tensión lírica. Un leve pujido que incrementa a instantes la fuerza de su soplar.

Más sin embargo, quizá lo más sorprendente, es ese sutil, pero penetrante olor; siempre ineludible. Esa vomitiva mezcla de cloro con algún componente pestilente, prácticamente masticable.


Yo mismo, sólo me quedé un instante. No creo haber acumulado un minuto frente al mingitorio. Me abroché el pantalón, apreté el cinturón y salí por piernas.


El sujeto, al que bautizo Joey, debió quedarse un tiempo más. Su silbido al compás de la casetera siguió sonando hasta que salí…

lunes, 3 de septiembre de 2007

Consideraciones para guardar un elefante.

Si usted decidiera guardar a un elefante en una caja pequeña, del tamaño de una nuez, no tendría más remedio que buscar un elefante pequeño. Sin embargo, si se encontrara en la situación opuesta, con una caja grande, podría buscar tanto a un elefante grande como a uno pequeño; ya que, al final, cualquiera podría guardarse dentro de la caja.

Se recomienda, de cualquier manera, tener cuidado al seleccionar la caja. Es indispensable encontrar alguna que no guarde malos deseos, ojos de vidrio o cosas semejantes. Una de pino puede ser útil y conservará un aroma a bosque característico. No deje de tomar en cuenta que en la India, no hay pinos y el extraño olor podría perturbar la imaginación del elefante.

Hace unos días un amigo me contó que sufrió una pesadilla terrible. Despertó sudando con el corazón palpitando fuera de su pecho. No me lo dijo así, pero intuí, de inmediato, que lo había ocasionado su imaginación. Perturbada, sin duda. ¿Imagina usted qué le sucedería a un elefante?

Mejor, descarte el pino. Son unos animales frágiles y curiosos. Más vale no arriesgar.

jueves, 30 de agosto de 2007

Sobre los estornudos de 10 a 15 horas.

A la o las personas responsables:

Se solicita atentamente utilizar otra forma de evidenciar sus muestras de afecto para con mi persona:

El hecho es que, diariamente, a eso de las diez de la mañana, comienzo a sufrir una serie de estruendosos estornudos que no hacen sino distraerme de mi hacer cotidiano. Este problema lleva asotándome los últimos meses y no he encontrado forma alguna de controlarlo. Inclusive, la secretaria más cercana a mi apocento ha dejado de ocuparse del asunto y finge no escuchar.

Entiendo que fomentar estornudos es una práctica común para hacer notar que se recuerda a la persona afectada; sin embargo, a pesar de lo magnánimo del acto, ha sobrepasado los límites tolerables.

Sin más por el momento, espero realice las acciones correspondientes.

Muchas gracias.

martes, 28 de agosto de 2007

Cuento en dos.

A los 7 años le dijo a su familia
que no quería pasar ninguna navidad solo.
A los 17 pasó su primera navidad solo,
rodeado de su familia.